LA HISTORIA PERSONAL Y EL JUEGO DE ROLES
Hay un enfoque considerado revolucionario en el campo de la psicoterapia, y es el del psicodrama. Esta visión del ser humano, esta práctica de psicoterapia de grupo, este modo de ver los vínculos y las interacciones humanas, ha transformado el modo en que se conciben los procesos de Comunicación.
El psicodrama plantea que el yo se constituye a través del juego de roles. Todo lo que hacemos puede ser considerado como el ejercicio de un rol, los distintos modos que tenemos de relacionarnos con los otros: siendo hijos, hermanos, amigos, padres, alumnos, maestros, profesionales, técnicos, alcaldes, gerentes, etc. Como puede inferirse, el rol es un conjunto complejo de modos de actuar y generar vínculos con los otros y el entorno.
Este paradigma nos lleva a ver el mundo como un gran escenario, nuestra vida como una película, pues todo lo que experimentamos se desarrolla como distintas escenas, en contextos diversos y con personajes que nos complementan: desde los adversos hasta los que apoyan nuestras acciones.
Por ello el psicodrama es tan adecuado y versatil para desarrollar entrenamientos de alto impacto y valor para presentadores, oradores y actores, yendo mucho más allá de lo técnico básico, para generar fuertes experiencias en niveles más profundos, que permiten un real desarrollo de habilidades creativas y de comunicación.
Existen enfoques relativos al mundo de la Comunicación que nos permite integrar a nuestra práctica los ejercicios y la dinámica propia del psicodrama. Uno de los más resaltantes es el Narrative Paradigm (Walter Fisher), cuyo planteamiento fundamental es que toda nuestra comunicación es símbolo de una historia que vamos contándonos, y que todas nuestras experiencias las tenemos y las comprendemos como situaciones con sus propios inicios, conflictos, personajes, puntos de giro y finales.
Podemos usar estos enfoques para abordar el desarrollo de habilidades expresivas y de comunicación, y esta es una de las bases de mis planteamientos y mi trabajo actual: trabajar sobre cada pieza de comunicación, cada acto expresivo, cada momento de relación con otros, como parte de una historia que se está contando o representando (experimentando), considerando a los involucrados como actores de esta narración, por lo cual es fundamental reconocer y clarificar el rol que se tiene en cada caso.
Desde el punto de vista del presentador, orador o comunicador, el énfasis está en esta conciencia, y cómo ello incide significativamente en la efectividad de la interacción, o en el impacto del mensaje que se está elaborando. Es posible así identificar aquellos elementos relativos al rol y que pueden estar en conflicto con características personales de quien lo ejerce, lo cual genera un efecto negativo en el acto expresivo.
Esto abre todo un nuevo camino de trabajo y aumenta posibilidades de avance y aprendizaje. Mis comunicaciones son un reflejo de lo que soy, y del modo en que me relaciono conmigo y mis particulares contenidos; al pensar en el rol que tengo en un acto de comunicación particular, considero las motivaciones existentes, las creencias en movimiento, las exigencias sociales, aquello que se ha vuelto rígido y las posibilidades de realizar modificaciones sobre todo ello para encontrar formas expresivas más libres, espontáneas, pertinentes o impactantes.
Sin perder de vista lo concreto de la interacción: objetivos específicos, contenido que será abordado, organización de la información, resultados esperados, confianza o seguridad personal, así como todos los aspectos técnicos relativos al ritmo, postura, gesto y voz; se recorre un territorio mucho más fértil para cambios y evolución en los modos de comunicación y los procesos de relación. Este territorio, además de lo ya mencionado, incluye la posibilidad de reconocer la historia que se quiere contar, y los roles que le hemos asignado a las demás personas involucradas.
A partir de este enfoque y con las técnicas del psicodrama podemos experimentar todas las dimensiones de la situación: los pensamientos que nos produce, las emociones que emergen en torno a ella, las sensaciones, todo lo que nos impulsa y a la vez nos bloquea. Ello se realiza en escena, se practica como una ficción creada, una realidad subjetiva en el ahora, con infinitas posibilidades. A través de técnicas como el reveso de roles, el espejo, el doblaje, la multiplicación dramática, entre otras, podemos ampliar nuestra visión y aumentar significativamente nuestro repertorio expresivo y nuestras posibilidades de comunicación.
Este es, desde mi punto de vista, el verdadero trabajo sobre la Comunicación Presencial y sobre la Expresión Creativa. Presentador, orador, comunicador o actor, ¿cuál es, en esencia, la búsqueda? tener la conciencia de nuestras posibilidades de expresión, lograr conexión con el contenido que elaboramos y con el cual queremos a su vez conectar a otros; así trasladarnos a un ámbito común, el del encuentro transformador, a veces sutil, otras demoledor, siempre poderoso en lo profundo.