Mis primeras aproximaciones al aprendizaje de laComunicación Oral estuvieron vinculadas a la expresión y la creatividad propias de la acción escénica, específicamente en los ámbitos del teatro universitario y comunitario. Antes de llegar a pretender ser actor o director profesional, lo cual todavía disto mucho de alcanzar, he estado varios años dedicado a la reflexión sobre el teatro como medio para impulsar el desarrollo humano: más conciencia del propio instrumental expresivo, reflexión sobre temas que movilizan a un individuo y a una comunidad, recuperación de la memoria colectiva, expresión de inquietudes y diálogos sobre temas de interés común. Todo ello en un proceso que llevaría (quizás haya llevado en algunos casos) a la articulación de subjetividades y a la comprensión de la propia circunstancia desde un lugar donde es posible actuar para generar algún tipo de transformación.
Desde esa experiencia y perspectiva me lancé al trabajo sobre la Comunicación Oral, a diseñar y desarrollar entrenamientos en Oratoria y en Expresión. Apelé a los libros propios de este oficio, observé el trabajo de algunos expertos; así fue que identifiqué los primeros elementos sobre los que se hace énfasis: estructuración del discurso, manejo del lenguaje, principios de argumentación, elementos no verbales de la comunicación (dicción, gestual, manejo de la voz, postura, ritmo, contacto visual, entre otros).
Aunque esto me ha ofrecido una plataforma segura y un conjunto de elementos observables y concretos para el trabajo en este campo, reconozco que en los últimos seis años ha venido creciendo en mí una profunda sospecha en torno a la efectividad de este enfoque, y aceptando lo necesario del abordaje de esos elementos técnicos, me he estado planteando otros aspectos desde una perspectiva mayor; algo que podríamos entender como asuntos esenciales del acto de comunicación oral.
Ubico en primer lugar la intención o propósito para realizar un acto de comunicación presencial tal como una presentación o discurso público, lo que involucra tanto lo que motiva ese intercambio como la necesidad de expresarle algo a otras personas. En segundo término encontramos elementos subjetivos vitales como: la conexión con la dimensión emocional, el nivel de relación con el contenido, la integración y seguridad personal del orador o presentador. Estos son los primeros elementos a ser abordados y los iniciales para lograr avances reales en la capacidad de comunicación de cualquier individuo.
Es así que podemos dar paso a otros aspectos de este trabajo: la identificación y superación de los estereotipos, la revisión de prejuicios, la determinación de temas de interés o que generan inquietud; todo ello como vías de contacto y creación de vínculos con los otros, en el entorno del acto de comunicación.
Finalmente, encontramos la trascendencia del trabajo en elementos de más exigencia técnica como la creación de imágenes, la puesta del instrumental expresivo propio al servicio de la transmisión de un contenido, la emergencia de ideas y propuesta de acciones compartidas, la generación de confianza y de vínculos, el fortalecimiento de la memoria colectiva.
Este proceso, que parte del individuo, su claridad de propósito, seguridad personal, hacia el grupo o comunidad, en la generación de imágenes y posibilidad de acciones a través de vínculos vigorizados, nos permite percatarnos de la relevancia del acto de comunicación, de las exigencias técnicas que implica y la pertinencia de su aplicación. Esta perspectiva nos permite actualizar contenidos que, de otro modo, quedarían en la repetición automática de unos modos expresivos que siguen allí sólo porque “la tradición” indica que son los modos “correctos”, pero no porque entendemos la urgencia de saber comunicarnos.
En mi experiencia abordar el proceso de la Comunicación Oral de este modo, amplía significativamente la creatividad, las posibilidades de aprendizaje y desarrollo de la expresión, facilita la generación de un verdadero contacto en el acto de relación con otros y, lo que creo sumamente necesario en estos tiempos, intenta superar las formas preconcebidas y artificiales de comunicación cara a cara.
Todo ello apunta a una comunicación con sentido, donde los imaginarios se movilicen hacia relaciones más humanas con los otros y la realidad que compartimos.
En próximos trabajos desarrollaré más estas ideas.