Uncategorized

Al comunicarnos nos creamos una “identidad”


Hace un par de días me encontré en la siguiente situación: entré en un local de impresión, de esos que tienen desde diseño hasta fotocopias, para retirar unas tarjetas de presentación que me habían dicho ya estaban listas. De hecho lo estaban, pero eso no evitó que estuviera allí por casi una hora. Se dio la coincidencia que, desde el instante en que entré, fueron apareciendo personas con las que tuve breves conversaciones e intercambio de tarjetas; era como si fuese parte del servicio probar entregarlas en el momento y verificar su efecto.

En esos diálogos se repitió más o menos el mismo esquema: apretón de manos, intercambio de nombres y oficios, entrega de cartas de presentación, dos o tres comentarios superficiales sobre lo que cada uno anda haciendo en el momento, y despedida cordial con sonrisa y mirada breve. Hasta aquí, nada extraordinario ¿cierto? Lo que se me hizo interesante de este ejercicio, que he hecho muchas veces antes por supuesto, es la forma de elegir lo que cada uno dice que hace.

A estas alturas, tengo 40 años de vida y voy a cumplir 20 como graduado universitario, sé que son muy pocos los casos en que la carrera ha sido lineal, o que se ha desarrollado una sola cosa de forma inamovible a lo largo de la vida. O incluso si nos hemos desempeñado en un particular campo, esto ha tenido sus giros y sus tropiezos. Las cosas en general nunca son como nos las imaginamos.

Puedo afirmar que soy comunicador, pero esto no me define, es sólo uno de mis roles. Podría presentarme diciendo que soy experto en estrategias de comunicación para ONG, o facilitador, o docente universitario, o actor… También puedo enfocarme en otros aspectos y decir que soy padre, hermano, hijo, amigo… Todo lo anterior es cierto. Somos esto y somos aquello, porque se trata de papeles que representamos, se trata de, como afirmé antes, los roles que jugamos en nuestras vidas.

Por eso aquella hora en ese local de impresión se me hizo un interesante ejercicio de interacción escénica, donde cada uno de los presentes representamos para los demás distintos personajes. Entiéndase bien, no estoy hablando de representación en el sentido de mentir o engañar, tampoco estoy afirmando que jugar estos roles es un acto de hipocrecía. Por el contrario, esta dinámica es lo que nos define, es lo que genera eso que llamamos “persona”, es lo que va constituyendo el ser. Es así: lo que somos se va generando en la interacción con otros. De modo que se trata de un acto honesto y comprometido.

Sin embargo: un rol, un título, un oficio, una palabra, no nos define, no nos limita. Las palabras, los actos de comunicación, nos van constituyendo: así que desde este punto de vista no es lo que somos, sino lo que “vamos siendo”, o quizás sea mejor decir “lo que vamos haciendo”. De allí que sea tan importante no identificarnos con lo que “decimos que somos”, pues el hacer es lo que genera cierto sentido de identidad. Mantengamos, si es posible al menos a ratos, al ego en su lugar. Que sea ese testigo consciente y ese yo que opera en lo que reconocemos como realidad, entrando en la dinámica de representar para nosotros y para otros un papel, con el único propósito de poder entendernos. Nada más.

Es hermoso verlo así: como estamos cambiando continuamente, y realmente nuestra identidad se mueve orgánicamente y va mutando de acuerdo a los roles que jugamos, lo que hacemos es ponernos una máscara (como dije antes, con honestidad y compromiso) para que los demás puedan percibirnos y decir “tú eres el hijo de…”, “tu eres comunicador… o ingeniero…”, y de ese modo sea más fácil interactuar.

Lo que creo que hay más allá, son posibilidades infinitas en el proceso de recrearnos, de reinvertarnos continuamente. Esto es lo que hacemos a diario en cada acto de comunicación, y en esa dinámica también transformamos el mundo en que vivimos.

One Comment

  • Agradecido por éste artículo que despertó mi día y abrió el entendimiento para desarrollar acciones y me ayudó a ubicarme en mi situación actual de vida, personal y laboral.

    Comparto a plenitud que desempeñamos diversos roles y que “somos lo que hacemos”, simplemente.

    No somos lo que estudiamos ni los títulos obtenidos.
    No somos hijos por “nacer de alguien”, ni padres “por procrear”, ni esposos “por haber firmado un papel”…,

    Seremos hijos, padres o esposos, en la medida que “hagamos”, en la medida en que “nos comportemos como tales”. Seremos lo que hagamos día a día.

    En el área laboral, tal como lo mencionas, “son pocos los casos en que la carrera ha sido lineal”. Las exigencias en los cargos desempeñados obligan a ir adoptando herramientas y estrategias de áreas diferentes a la carera base, para adaptarnos a los requerimientos del cargo o rol asignado, y subsistir.
    Antigua y siempre válida ley de Darwin, la supervivencia del mas apto.

    Te reitero mi agradecimiento por éste verdadero “sacudón reflexivo matutino”

    Ya tengo actividad adicional para ocupar el día de hoy, y los sucesivos…
    Definir cuáles roles me toca y quiero interpretar,
    Ejecutar las acciones que me caractericen como tal, y ¿por qué no?, también tendría que decidir cuáles roles ya no quiere interpretar.

    Un abrazo, gracias por éste regalo, bendiciones y éxitos para ti y tu familia!

Deja un comentario