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Sobre el Espacio: "La Astucia del Aburrimiento"


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Peter Brook
 


Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro lo observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral.


Me hallaba un día en una universidad inglesa, durante mi cilo de conferencias que sirvieron de base para mi libro El espacio vacío, subido a una tarima frente a un gran agujero negro, y en el fondo de aquel agujero distinguía vagamente a unas cuantas personas sentadas en la oscuridad. Cuando empecé a hablar tuve la sensación de que todo lo que decía no tenía el menor sentido. Me fui deprimiendo cada vez más ante la imposibilidad de hallar un medio natural para llegar hasta ellos.
Los vi sentados como alumnos atentos, esperando las palabras sabias con las que llenarían sus libretas de apuntes, mientras yo representaba el papel de profesor investido de la autoridad que confiere una altura de dos metros por encima de los que escuchan. Afortunadamente tuve el valor de interrumpirme y sugerir que buscáramos un nuevo espacio. Los organizadores se dedicaron entonces a recorrer la universidad hasta que hallaron una pequeña habitación que era demasiado estrecha y muy cómoda, pero donde nos fue posible desarrollar una relación más natural e intensa. Cuando empecé a hablar de nuevo, percibí de inmediato que bajo esas nuevas condiciones se había establecido también un nuevo contacto entre los estudiantes y yo. A partir de ese momento fui capaz de hablar con toda libertad y el público disfrutó de parecida liberación. las preguntas, al igual que las respuestas, fluyeron sin dificultad. Aquel día aprendí una importante lección sobre el espacio.

Es necesario crear un espacio vacío para que se produzca algo de calidad. Un espacio vacío permite que nazca un nuevo fenómeno, ya que sólo si la experiencia es fresca y nueva podrá existir cuanto se relacione con contenido, significado, expresión, lenguaje y música. No obstante, no hay experiencia fresca y nueva sin un espacio puro, virgen, para albergarla.

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