El hombre produce símbolos inconsciente y espontáneamente en forma de sueños (…) Por regla general, el aspecto inconsciente de cualquier suceso se nos revela en sueños, donde aparece no como pensamiento racional sino como imagen simbólica.
Carl G. Jung en el hombre y sus símbolos
Todos imaginamos, simbolizamos, creamos. Seres imaginativos y creativos por naturaleza, otorgamos sentido a nuestras vivencias y a todo lo que está en el mundo a través del diálogo subjetivo que nos vincula.
Así como en la escena psicodramática -la exploración de las narrativas, de las personas y los objetos-, el abordaje de los sueños también se realiza en relación con las figuras, los espacios y las sensaciones y emociones que producen las imágenes que allí emergen.

En el proceso de diálogo e interacción con el sueño, la presencia de otro (quien acompaña en el abordaje) hace posible la emergencia de lo nuevo, de aquello que nos es desconocido.
Los símbolos que se perciben en el sueño poseen un sentido múltiple que no termina de completarse nunca. Son puertas que se abren a algo dinámico, que rodean una narrativa, un conjunto de emociones, experiencias para posibilitar la vivencia de contenidos inconscientes.
Soñar es parte natural de nuestra corporalidad, un proceso dinámico. Todo lo que hagamos para alinearnos con esta manifestación vital la va a fortalecer. (…) Únicamente encarnando y sintiendo los espacios plenos de recursos nuevos, o corporizando de forma auténtica la experiencia subjetiva de los más extraños elementos, podremos tener acceso a la sensación sentida de aquello que el sueño está trayendo y que nos llevará hacia adelante.
leslie ellis en Gendlin’s Unique Contribution to Dreamwork
Abordamos los sueños en procesos individuales y grupales, trabajamos con la imaginación y las posibilidades creativas que ello ofrece, en un viaje hacia la interioridad de cada persona y su conexión con lo trasdentente, que emerge en el diálogo y en la vivencia compartida.